Después de un caluroso e inactivo verano, se volvió a tomar el pulso al asfalto en la carrera de la Fuensanta. Ausentes Juanma, que retoma el fútbol, Juan Luis, que está convaleciente de su intervención bucal, Rafa Leva y sus intempestivos horarios laborales y Cande, sempiterna excusa, los cinco valientes que afrontaron el regreso fueron Paqui, Isa, el excelentísimo, Muriel y Enrique. Hagamos un brevísimo repaso en estricto orden de llegada.
Muriel: Implacable, en un momento de forma envidiable, rodó por debajo de 4.30 todo el trazado. Demostró no ir de farol cuando amenazaba a Enrique en la previa: "Voy a destrozarte", "No vas a poder seguirme ni en el primer kilómetro"
Enrique: Cualquiera que lo hubiese oído en los días previos, incluso minutos antes de comenzar la carrera, hubiera pensado que tenga algún tipo de parentesco con CR7. Estaba triste, no estaba en forma, sólo hacía que llorar y llorar, como en él suele ser habitual. Después se demostró que los llantos no eran para tanto, y aunque estuvo lejos del implacable abogado, conserva un buen registro personal.
Presidenta: Quería abordar un buen tiempo pero al paso por meta en la primera vuelta sufrió una caída. No sabe, no recuerda. Sólo que en seguida alguien la ayudó y volvió a correr, con esa pose de aquí no ha pasado nada. Heridas en codo, mano y rodillas dejaron muestra de que sí pasó, pero a veces puede más la vergüenza que el dolor. A correr.
Paqui: tantas carreras corridas y tan poco conocidas. Decidió acompañar a presidente y en la primera vuelta lo apremiaba: "un poquito más un poquito más". Después, cuando el presidente cogió el pulso a la carrera y decidió aumentar el ritmo, vinieron los lamentos.
Presidente: Comentaremos tan sólo que se encuentra en un lamentabilísimo estado de forma. Tras el camino de Santiago ha entrado en una época de desidia por el Atletismo. Esperemos que pueda recuperarse pronto.
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