28 de junio de 2010

IX Nocturna Trotacalles

Afrontábamos una de las carreras más bonitas de la temporada con un puñado de certezas y alguna que otra incertidumbre. Parecía claro que Cande no iba a correr, pues no llegaba a tiempo de su crucero por el Mediterráneo, como parecía claro que Muriel iba a ganar la carrera por convicción y por sensaciones mostradas en los últimos días en los que estuvo trabajando específicamente la velocidad. Parecía claro también que el presidente y nuestra corredora estrella iban a perderse la carrera por tener una boda en el mediodía. Y luego estaban las incertidumbres, no sabíamos a ciencia cierta como Juanma iba a responder después de tanto tiempo sin competir, ni si Paqui terminaría con éxito su primera carrera. Incertidumbre era también el fruto del trabajo de alto secreto de Enrique y también estaba la sempiterna duda de la rodilla de Juan Luis.


Aunque la carrera empezaba a las 22.00h, en nuestro club dio comienzo mucho antes, a eso de las dos de la tarde en La Carlota, donde el presidente y Victoria se hacían un férreo marcaje sobre las cervezas que tomaba cada cual en la boda. Después vino el vino, el marisco, el atracón y la hora de los cubatas y ahí, las intenciones de Victoria ya estaban claras, ella iba a correr. El presidente, que era consciente de que eso podía ocurrir, dejó su gin tonic a medias y regresó a Córdoba para poder descansar antes de la carrera. Se acostó a dormir la siesta a las siete y media de la tarde y se levantó a las nueve y media con los langostinos y el solomillo todavía sin digerir. Sin queja ni excusa, como últimamente acostumbra, se dirigió a la carrera donde ya esperaban el resto de miembros del club.

Una vez allí, hubo las típicas bromas para relajar tensiones y cuando sonó el disparo de salida, empezaron a marcarse las posiciones. Se formó un grupo de cuatro en cabeza comandado por Muriel, con Juanma, el presidente y Victoria siguiendo su ritmo, por detrás, Enrique comenzó a un ritmo suave y Paqui y Juan Luis más suave todavía con el objetivo en mente de poder terminar. Por arriba, la carrera empezó a aclararse rápidamente, en el kilómetro tres, el presidente, que fue consciente de que aquel atracón no iba a permitirle ser competitivo, se descolgó del grupo de cabeza para intentar hacer una prueba sin sufrimiento y un poco más adelante, casi a mitad de carrera, Muriel demarró para hacer su carrera en solitario. Atrás quedaban Juanma y Victoria, que empezaba a acusar también los efectos de la boda. A la altura de la cruz del rastro, con las pulsaciones descontroladas y el solomillo en la garganta tuvo que reconocer a Juanma con todo el dolor de su corazón que no podía seguir su ritmo, con lo que se quedó todavía más descolgada.

Por detrás, Enrique pasaba al Presidente en la Mezquita y llevaba un ritmo in crescendo y Paqui hacía una impresionante carrera con un ritmo fresco y suelto. Entonces sobrevino la peor noticia de la noche, la rodilla de Juan Luis le jugó una mala pasada, el dolor se le hacía insoportable y se vio obligado a abandonar. Regresó caminando por la ribera. Ahí perdimos a nuestro corredor más veterano al que deseamos que pueda recuperarse pronto.

Por arriba, Muriel proseguía su triunfal camino hacia la meta. Juanma no podía ni acercársele siquiera pero todavía habría sorpresas por detrás. En la cuesta del zoológico, Enrique, crecido, y marcando unos tiempos espectaculares, rebasó a Victoria que se hundió momentáneamente al verse superada por nuestro corredor nobel. Ciertamente entre ellos estaría lo más reseñable de la jornada, ya que cuando Enrique dejó a Victoria hundida a la altura de Etea, nada pudo hacerle presagiar lo que habría de acontecer.



El presidente y Paqui seguían haciendo su carrera de goce y disfrute. Los corredores iban llegando a la meta. Muriel campeonó, Juanma hizo un meritorio segundo puesto en la clasificación después de tanto tiempo sin competir y Enrique entraba exultante en el estadio ante el fervor del público que lo aclamaba en el que iba a ser el primer podio de su vida. Pero ni ellos ni él contaban con Victoria, que, recuperada de su momentáneo hundimiento moral, se mantuvo a una distancia prudencial de Enrique, y justo en la última curva, en el último metro, cuando ya no había tiempo para la reacción y sí para la sorpresa, lo adelantó y pisó la alfombra en tercer lugar.

Enrique se sintió morir. No podía dar crédito a cómo se le había podido escapar ese ansiado podio de esa manera tan cruel e inesperada. Repetía la jugada una y otra vez, comentaba con los compañeros y maldecía cómo aquello había podido ocurrirle. Victoria ocultaba de nuevo su espíritu bajo la piel del cordero y se embolsaba los puntos del tercer clasificado. Enrique entendía en sus carnes el valor real de la competición.

La clasificación nos deja importantes novedades. El presidente sigue líder pero su ventaja mengua considerablemente, se intuye que no le va a servir la calculadora hasta final de temporada. Muriel con su imponente triunfo alcanza la segunda plaza y acecha ya en firme el liderato. Victoria cae a la tercera posición a pesar de sus puntos de última hora y Paqui irrumpe llevando a Cande al farolillo rojo directamente.

Las pocas fotos que hay, merced a esos magos de la fotografía que tenemos, se pueden ver aquí.

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