Antes de empezar con la crónica de la carrera es justo reconocer al club el trabajo bien hecho. Todos los miembros, a excepción de Cande -a la que desde aquí damos un pequeño tirón de orejas- estuvieron presentes en la carrera dándonos su apoyo moral y logístico, así que vaya desde aquí nuestro más profundo agradecimiento.

Y luego entremos en materia. La carrera se preveía más igualada que nunca merced a las milongas que cada uno cuenta en los días previos. La una que si el dolor de la espalda me molestó el domingo y no he vuelto a entrenar, el otro que si los cigarritos y los mojitos. En fin, en la salida empezó a haber comentarios sobre los ritmos y casi se llegó a un consenso. Todo el mundo iba a salir a 5 minutos y medio el kilómetro, con lo que se preveía que comenzaríamos en grupo. La realidad fue la misma de siempre. En el Hesperia (a 100 metros de la salida) Muriel y Victoria se distanciaron y la carrera se partió en dos bloques con Antonio (nuestro miembro en excedencia) y el honorable presidente por detrás.
El ritmo impuesto por los de arriba fue estirando cada vez más la carrera, hasta el punto de que Antonio decidió unirse al grupo de cabeza. "Qué tú luego recuperas en la cuesta abajo" fue la excusa esgrimida para dejar al presidente solo en la cola de la carrera. En ese momento, nuestro honorable líder tiró de calculadora y de fuerza mental y trató de emular la carrera del año anterior, haciendo un primer tramo suave y recuperando terreno en los kilómetros finales.
Antonio enganchó con el binomio Muriel-Victoria, que se jugaban en esta carrera, además de la honra, adelantarse en la clasificación general. Así aguantó hasta las rampas del 14% donde los dos de arriba se distanciaron. Victoria marcaba un ritmo infernal y Muriel lo aguantaba, con la intención de llegar así hasta el final, donde pudiera lanzar su ataque final. Muy por detrás, el presidente todavía no era consciente de que este año no sería posible la remontada.
Cuando se coronó la subida y la carrera empezó a descender, Victoria lanzó su ataque. Muriel, atónito ante el despliegue de fuerzas de Victoria, sucumbió. No pudo seguir su ritmo en la bajada. Antonio marcaba ya su propio ritmo y haciendo sus cuentas vio que podía batir su mejor registro, bajar de las dos horas en esta prueba. El presidente, al coronar la ascensión, supo que algo no iba bien. Tenía las piernas engarrotadas, le dolían las plantas de los pies, las rodillas, ahí empezó su infierno particular, que mezclaba lo físico con la frustración de no poder superar su registro del año anterior. Fueron duros los escasos dos kilometros en los que se estuvo debatiendo entre el fracaso y la amargura, pero finalmente, como el gran campeón que es, sacó fuerzas de flaqueza y asumió que tenía que terminar para conservar así su liderato.
Victoria cruzó la meta triunfante marcando un espectacular registro por debajo de dos horas. Tres minutos después, entró Muriel con un dos cero uno que él convertiría en el post carrera en "dos horillas" y Antonio se llevó un disgusto al cruzar la meta y ser consciente que sus cuentas para bajar de dos horas las había estado haciendo sobre veinte kilómetros. Es lo que tiene ser de letras. El presidente, pletórico, triunfante, (ver fotos) sabedor de la gesta acometida en esas circunstacias adversas, con las piernas entumecidas y orgulloso de conservar el liderato, cruzó la meta y dio por finalizada la carrera.
La clasificación general da un vuelco. Se mantiene líder nuestro excelentísimo presidente pero las diferencias se acortan, con Victoria primero, que amenaza ya desde la segunda plaza y con Muriel después, que queda relegado al tercer lugar del cajón. Enrique pierde su posición de podio al no querer competir en distancias largas (todo se andará, nos dice).
Una carrera estupenda que nos hizo pasar momentos agradables y ganar motivación de nuevo. Nos vemos en la próxima.
Clasificaciónes
Y luego entremos en materia. La carrera se preveía más igualada que nunca merced a las milongas que cada uno cuenta en los días previos. La una que si el dolor de la espalda me molestó el domingo y no he vuelto a entrenar, el otro que si los cigarritos y los mojitos. En fin, en la salida empezó a haber comentarios sobre los ritmos y casi se llegó a un consenso. Todo el mundo iba a salir a 5 minutos y medio el kilómetro, con lo que se preveía que comenzaríamos en grupo. La realidad fue la misma de siempre. En el Hesperia (a 100 metros de la salida) Muriel y Victoria se distanciaron y la carrera se partió en dos bloques con Antonio (nuestro miembro en excedencia) y el honorable presidente por detrás.
El ritmo impuesto por los de arriba fue estirando cada vez más la carrera, hasta el punto de que Antonio decidió unirse al grupo de cabeza. "Qué tú luego recuperas en la cuesta abajo" fue la excusa esgrimida para dejar al presidente solo en la cola de la carrera. En ese momento, nuestro honorable líder tiró de calculadora y de fuerza mental y trató de emular la carrera del año anterior, haciendo un primer tramo suave y recuperando terreno en los kilómetros finales.
Antonio enganchó con el binomio Muriel-Victoria, que se jugaban en esta carrera, además de la honra, adelantarse en la clasificación general. Así aguantó hasta las rampas del 14% donde los dos de arriba se distanciaron. Victoria marcaba un ritmo infernal y Muriel lo aguantaba, con la intención de llegar así hasta el final, donde pudiera lanzar su ataque final. Muy por detrás, el presidente todavía no era consciente de que este año no sería posible la remontada.
Cuando se coronó la subida y la carrera empezó a descender, Victoria lanzó su ataque. Muriel, atónito ante el despliegue de fuerzas de Victoria, sucumbió. No pudo seguir su ritmo en la bajada. Antonio marcaba ya su propio ritmo y haciendo sus cuentas vio que podía batir su mejor registro, bajar de las dos horas en esta prueba. El presidente, al coronar la ascensión, supo que algo no iba bien. Tenía las piernas engarrotadas, le dolían las plantas de los pies, las rodillas, ahí empezó su infierno particular, que mezclaba lo físico con la frustración de no poder superar su registro del año anterior. Fueron duros los escasos dos kilometros en los que se estuvo debatiendo entre el fracaso y la amargura, pero finalmente, como el gran campeón que es, sacó fuerzas de flaqueza y asumió que tenía que terminar para conservar así su liderato.
Victoria cruzó la meta triunfante marcando un espectacular registro por debajo de dos horas. Tres minutos después, entró Muriel con un dos cero uno que él convertiría en el post carrera en "dos horillas" y Antonio se llevó un disgusto al cruzar la meta y ser consciente que sus cuentas para bajar de dos horas las había estado haciendo sobre veinte kilómetros. Es lo que tiene ser de letras. El presidente, pletórico, triunfante, (ver fotos) sabedor de la gesta acometida en esas circunstacias adversas, con las piernas entumecidas y orgulloso de conservar el liderato, cruzó la meta y dio por finalizada la carrera.
La clasificación general da un vuelco. Se mantiene líder nuestro excelentísimo presidente pero las diferencias se acortan, con Victoria primero, que amenaza ya desde la segunda plaza y con Muriel después, que queda relegado al tercer lugar del cajón. Enrique pierde su posición de podio al no querer competir en distancias largas (todo se andará, nos dice).
Una carrera estupenda que nos hizo pasar momentos agradables y ganar motivación de nuevo. Nos vemos en la próxima.
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