La carrera de la Vuelta a la Laguna en El Arrecife es una carrera a la que este club tiene un especial cariño. En esta ocasión, y a pesar de que los organizadores nos la cambiaron de fecha y eso no nos gustó demasiado, decidimos seguir contribuyendo con el pueblo y pese a lo adverso de la climatología nos dirigimos allí para correr esta histórica prueba.
En principio éramos seis los inscritos, así que comenzaremos por criticar a las bajas de última hora.
- El vigente campeón se excusó a las ocho de la mañana diciendo que no había recordado que a su mujer le había tocado una mesa electoral y por lo tanto tenía que quedarse con el niño. Después supimos por fidedignas fuentes que su mujer no era si no suplente de tal mesa electoral y que el abogado perfectamente podía haber realizado la carrera. ¿No será que va ya con la calculadora en la mano y es consciente de que le sobran puntos para ganar? Si fuese afirmativa la respuesta a esta pregunta, desde aquí le instamos a que la calculadora que use sea de alta precisión, porque tras perder la posibilidad de conquistar el próximo bonus, Enrique puede acabar fastidiándole la fiesta. Desde luego, será una lucha titánica.
- Juan Luis, que viene en un estado de forma espectacular, hizo mutis por el foro. Esto es, ni se presentó, ni respondió a las llamadas, ni mandó un mensaje de justificación ni nada de nada, con lo que no vamos a dedicar más palabras de esta crónica a tan detestable afrenta.
Después, de los presentes, no hubo muchas sorpresas salvo, tal vez, las que sucedieron antes del comienzo de la carrera. Un despiste del presidente, que pensó que la carrera era a las 10, y la confianza plena que todos los miembros del club tienen en él, propició que estuviéramos en las puertas del pabellón a las nueve y media de la mañana cuando la carrera había de comenzar a las 12.15h. Nos faltaban más de tres horas y como no sabíamos qué hacer...qué hace un buen español cuando tiene tiempo por delante y no sabe muy bien qué hacer. No, no piensen que nos apartamos a un rincón a leer, o a reflexionar sobre el sentido de nuestras vida. No, nos fuimos al bar de al lado y nos pusimos a arreglar el país.
Las dos horas se pasaron volando porque encontramos una mesita libre al lado de una chimenea de las de toda la vida y allí dimos cuenta de unos cafés y unas buenas tostadas y aunque el tiempo pasó rápido, fue más que suficiente para cosas tan elementales como:
- arreglar la crisis
- juzgar a las fuerzas de seguridad del país
- evaluar el estado del club y tratar de mejorarlo...
Todo esto siempre acompañado por la cantinela de lo mal que estaba Enrique, lo borracho que se había acostado la noche de antes, y lo lento que iba a correr la carrera. El señor responsable de los Pescados no paraba de insistir en que correría a seis minutos el kilómetro. Los demás, como os podéis imaginar, ni si quiera lo escuchábamos.
Después, la carrera, fue lo de menos. Un guión que cualquiera de vosotros podría escribir. Rafa García Leva se impuso y dejó claro lo cruda que va a estar la victoria el año que viene, Enrique atestiguó en la pista que adolece de falta de sinceridad y que está consumido por ese endémico mal del corredor popular que consiste en estar quejándose todo el tiempo antes de una carrera. Isabel no pudo conseguir su objetivo de bajar de los cinco minutos el kilómetro aunque lo rondó, y ya está preparada para correr su primera media de Córdoba, y el presidente volvió a arrastrarse por la carretera evidenciando su pésimo estado de forma.
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